MUY POCAS NOVEDADES
El Ministerio de Educación presentó en la última reunión de la Mesa Sectorial de Educación, el día 25 de febrero, el nuevo Borrador de Propuestas para un Pacto Social y Político por la Educación. En relación con el Documento anterior, desde FEUSO apreciamos pocas novedades sustanciales, aunque volvemos a destacar el intento que está haciendo el Ministerio por alcanzar un Pacto tan necesario para la educación de nuestro país.
Somos, sin embargo, conscientes de las dificultades de alcanzar este Pacto. En su afán de querer contentar a todas las sensibilidades, el Documento del Ministerio contiene importantes contradicciones que pueden imposibilitar en la práctica la viabilidad de este Pacto. Por ejemplo, resulta difícil sostener que la educación es un servicio público con la promoción de la libertad de enseñanza, más aún cuando los decretos de admisión de alumnos que se están aprobando vuelven a incidir en la zonificación, con todas las limitaciones que para el ejercicio real de la libertad de elección de centro supone esta política.
Para FEUSO no puede reducirse el alcance del Pacto a una serie de medidas correctoras sobre los últimos años de la ESO, convirtiendo su cuarto en orientador y facilitando el acceso a partir de los 15 años a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). Las medidas “revolucionarias” que propone el Ministerio para esta etapa ya están contenidas incluso en la propia redacción de la LOE, ya que algunas Comunidades Autónomas han fomentado las “opciones de agrupamientos” de los alumnos del último año de la ESO en función de sus interés educativos y profesionales. Para poner en práctica estas medidas, pensamos desde FEUSO, no hace falta ningún Pacto. Además, estas medidas ya fueron durante el debate de la LOE propuestas por FEUSO y en aquel entonces fueron vistas como un atentado contra el modelo de la comprensividad y favorecedoras de la segregación del alumnado.
Y es que, quizás, el principal problema que tiene este Pacto es que se ha promovido desde el Ministerio sin hacer un serio diagnóstico de las carencias reales de nuestro sistema educativo. Hubiese venido bien una exhaustiva evaluación de lo que está pasando para poder aplicar las medidas correctoras más eficaces, sin caer otra vez en la fiebre por los experimentos y en las presiones ideológicas. También este Pacto adolece de bastante continunismo en lo que se refiere al modelo de educación que se quiere y las definiciones que lo soportan.
La complementariedad de las redes educativas, con un tratamiento no discriminatorio hacia la red concertada, los centros y sus trabajadores, no avanza prácticamente hacia ninguna dirección concreta. Volvemos a lo anterior: el deseo de contentar a todo tipo de sensibilidades ha llevado a una falta de sustancia y a la calculada indefinición en las medidas adoptadas. Como afirmamos en el Documento que contiene nuestras propuestas para el Pacto (y que puede consultarse en nuestra página web: http://www.feuso.es/), “FEUSO, sin renunciar a priori al éxito de este proceso de negociación abierto, y desde una perspectiva constructiva, pensamos que resultaría más realista construir acuerdos con una pretensión limitada, circunscrita a cuestiones puntuales y que faciliten un primer acercamiento de posturas”, todavía a día de hoy alejadas.
Y como dijimos en la valoración que hicimos del primer Documento, existe una falta de concreción en algunos compromisos. Por ejemplo, ¿el Plan Educa 3 solamente se extenderá en la red pública, olvidando a los centros concertados?; ¿persistirá la marginación de la concertada en el Plan Escuela 2.0?; ¿se concertará por fin el Bachillerato? Otro de esos silencios del Documento tiene que ver con lo que dice la Constitución española sobre el derecho de las familias a decidir sobre la formación moral y religiosa que deben recibir sus hijos. El Ministerio no dice absolutamente nada ni de la asignatura de Religión ni de la situación laboral del profesorado que imparte esta asignatura en los centros públicos.
Por último, la factura que puede alcanzar la aplicación de las 138 medidas previstas en este Documento puede ser de dimensiones galácticas, y el escaso y difuso compromiso financiero que incorpora es un pobre colofón a una tan extensa colección de buenas intenciones.
FEDERACIÓN DE ENSEÑANZA DE USO
Madrid, 26 de febrero de 2010
El Ministerio de Educación presentó en la última reunión de la Mesa Sectorial de Educación, el día 25 de febrero, el nuevo Borrador de Propuestas para un Pacto Social y Político por la Educación. En relación con el Documento anterior, desde FEUSO apreciamos pocas novedades sustanciales, aunque volvemos a destacar el intento que está haciendo el Ministerio por alcanzar un Pacto tan necesario para la educación de nuestro país.
Somos, sin embargo, conscientes de las dificultades de alcanzar este Pacto. En su afán de querer contentar a todas las sensibilidades, el Documento del Ministerio contiene importantes contradicciones que pueden imposibilitar en la práctica la viabilidad de este Pacto. Por ejemplo, resulta difícil sostener que la educación es un servicio público con la promoción de la libertad de enseñanza, más aún cuando los decretos de admisión de alumnos que se están aprobando vuelven a incidir en la zonificación, con todas las limitaciones que para el ejercicio real de la libertad de elección de centro supone esta política.
Para FEUSO no puede reducirse el alcance del Pacto a una serie de medidas correctoras sobre los últimos años de la ESO, convirtiendo su cuarto en orientador y facilitando el acceso a partir de los 15 años a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). Las medidas “revolucionarias” que propone el Ministerio para esta etapa ya están contenidas incluso en la propia redacción de la LOE, ya que algunas Comunidades Autónomas han fomentado las “opciones de agrupamientos” de los alumnos del último año de la ESO en función de sus interés educativos y profesionales. Para poner en práctica estas medidas, pensamos desde FEUSO, no hace falta ningún Pacto. Además, estas medidas ya fueron durante el debate de la LOE propuestas por FEUSO y en aquel entonces fueron vistas como un atentado contra el modelo de la comprensividad y favorecedoras de la segregación del alumnado.
Y es que, quizás, el principal problema que tiene este Pacto es que se ha promovido desde el Ministerio sin hacer un serio diagnóstico de las carencias reales de nuestro sistema educativo. Hubiese venido bien una exhaustiva evaluación de lo que está pasando para poder aplicar las medidas correctoras más eficaces, sin caer otra vez en la fiebre por los experimentos y en las presiones ideológicas. También este Pacto adolece de bastante continunismo en lo que se refiere al modelo de educación que se quiere y las definiciones que lo soportan.
La complementariedad de las redes educativas, con un tratamiento no discriminatorio hacia la red concertada, los centros y sus trabajadores, no avanza prácticamente hacia ninguna dirección concreta. Volvemos a lo anterior: el deseo de contentar a todo tipo de sensibilidades ha llevado a una falta de sustancia y a la calculada indefinición en las medidas adoptadas. Como afirmamos en el Documento que contiene nuestras propuestas para el Pacto (y que puede consultarse en nuestra página web: http://www.feuso.es/), “FEUSO, sin renunciar a priori al éxito de este proceso de negociación abierto, y desde una perspectiva constructiva, pensamos que resultaría más realista construir acuerdos con una pretensión limitada, circunscrita a cuestiones puntuales y que faciliten un primer acercamiento de posturas”, todavía a día de hoy alejadas.
Y como dijimos en la valoración que hicimos del primer Documento, existe una falta de concreción en algunos compromisos. Por ejemplo, ¿el Plan Educa 3 solamente se extenderá en la red pública, olvidando a los centros concertados?; ¿persistirá la marginación de la concertada en el Plan Escuela 2.0?; ¿se concertará por fin el Bachillerato? Otro de esos silencios del Documento tiene que ver con lo que dice la Constitución española sobre el derecho de las familias a decidir sobre la formación moral y religiosa que deben recibir sus hijos. El Ministerio no dice absolutamente nada ni de la asignatura de Religión ni de la situación laboral del profesorado que imparte esta asignatura en los centros públicos.
Por último, la factura que puede alcanzar la aplicación de las 138 medidas previstas en este Documento puede ser de dimensiones galácticas, y el escaso y difuso compromiso financiero que incorpora es un pobre colofón a una tan extensa colección de buenas intenciones.
FEDERACIÓN DE ENSEÑANZA DE USO
Madrid, 26 de febrero de 2010
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