La Federación de Enseñanza de USO se reunió el 8 de octubre con una representación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, para transmitirle nuestra primera valoración del Anteproyecto de Ley de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE), a la espera de que se abra el plazo para transmitir nuestras enmiendas de una manera mucho más detallada.
En principio, como expresamos el día que el Consejo de Ministros aprobó este Anteproyecto, FEUSO comparte la necesidad de introducir cambios en nuestro sistema educativo para atajar el preocupante fracaso escolar y reducir las altas cifras de abandono prematuro del sistema educativo.
Para FEUSO, el Anteproyecto de la LOMCE parte de algunas orientaciones positivas respecto a la actual LOE, que podrían mejorar la calidad de la enseñanza. En concreto, nos parece una buena medida que se flexibilice la comprensividad radical instalada en nuestro sistema educativo. Con este cambio, de especial incidencia en los últimos cursos de la ESO, el Ministerio completa lo que el anterior Gobierno aprobó en la Ley de Economía Sostenible que incluía la introducción de itinerarios en 4º de la ESO e incluso la posibilidad de que las Comunidades Autónomas diversificaran las matemáticas de 3º de la ESO en dos modalidades. También nos parece positivo que el Anteproyecto pretenda reforzar la evaluación, incremente el peso de las materias instrumentales, garantice la pluralidad de las escuelas (enseñanza diferenciada) y explore nuevas vías que aumenten la autonomía de los centros públicos para que definan mejor su personalidad en torno a proyectos educativos propios.
Sin embargo, el Anteproyecto de Ley contiene algunas medidas que, para FEUSO, despiertan muchas incógnitas, algunas preocupantes. Por ejemplo, nos parece que modificar los criterios de promoción que utilizan actualmente los centros y el profesorado, (se mantienen inalterados) puede ser más eficaz que introducir un número tan elevado de pruebas de evaluación censales a lo largo de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria. Pruebas externas que tendrían como consecuencia un gasto importante, la complicación burocrática y administrativa consiguiente y los problemas organizativos en los centros para realizar las distintas convocatorias.
También nos preocupan los efectos sobre el empleo que podría tener la aplicación de la LOMCE en una coyuntura que no está, precisamente, para experimentos laborales.
Además, y en relación con los trabajadores de la enseñanza, el Anteproyecto no incluye ni una sola medida que mejore sus condiciones sociolaborales (y, ni mucho menos, salariales). Una vez más, no se ha contado con el profesorado para la elaboración de la LOMCE, pero se pide su implicación en la adaptación a los cambios que introduce la nueva Ley sin que aparezcan medidas que prestigien su trabajo (por ejemplo el reconocimiento del docente como autoridad pública).
Por último, creemos necesario hacer mención a algunas omisiones en este Anteproyecto, como el olvido de la asignatura de religión y de su profesorado, la ausencia de algunas clarificaciones muy necesarias sobre el actual régimen de conciertos educativos y una memoria económica que permita realmente llevar a buen puerto algunos de los cambios propuestos.
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